Situada en el Bajo Alentejo, en la orilla izquierda del río Guadiana, la región de Amareleja presenta, por sus características climáticas y geomorfológicas, unas condiciones únicas que suponen un reto especial para el cultivo de la vid y el vino. En este territorio de amplios rangos de temperatura y veranos largos y calurosos, a lo largo de la historia varios pueblos han reconocido su potencial agrícola, especialmente para la producción de vino y aceitunas. Se supone que fueron los tartesios quienes empezaron a domesticar las vides aquí y posteriormente introdujeron el vino en la región. Les siguieron los fenicios, los griegos y sólo después los romanos, que vinieron a generalizar la cultura del vino y de la vid en el Alentejo.